martes, 18 de agosto de 2009

El altar de las musas


En mi habitación, sin yo saberlo, hice de mi mesilla un altar, con una muñeca antigua, un armario joyero, un pañuelo de seda, una caja de recuerdos y un frasco de perfume. Así que cada noche comenzó a visitarme una musa, que impregnaba mis sueños de imágenes preciosas, revelándome historias fantásticas, de otros mundos y otros tiempos... pero al despertar, no conseguía recordar apenas nada, tan sólo una extraña sensación de ingravidez y de aturdimiento, de confusión ante todo lo que me rodeaba, como si no perteneciera a este lugar, hasta que recuperaba de nuevo la cordura, aunque cada vez con más dificultad. Hasta tal punto que comencé a desear que llegara la noche, y el dia se convertía tan sólo en un pretexto, una sala de espera, un pasillo de paredes blancas en el que, al apagar la luz, me conducía a ese otro mundo al que realmente pertenecía.

3 comentarios:

  1. Es que si fuera verdad! si pudiéramos entrar a otro mundo...sería genial! (pero estando vivos claro XD)

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  2. Muy interesante el texto, muy interesante y bien desarrollado =)

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  3. Gracias por vuestras palabras, son tan sólo retazos de ideas que a veces cuesta ordenar, pero... quién ha dicho que no es verdad??

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